El comediante Eugenio Derbez bromea al decir que le tomó 12 años convertirse en una estrella "de la noche a la mañana".
Fuera del sin sentido, lo cómico es que le tomó mucho más tiempo. Tiene una larga trayectoria que está a la vista de todos en su oficina en un barrio exclusivo de México, que la AP recorrió.
En las escaleras del vestíbulo hay un enorme retrato del soberbio Armando Hoyos, uno de sus personajes pioneros que parodia a los intelectuales latinoamericanos. En una sala de juntas está el afiche del horrendo Lonje Moco, un sketch que se burlaba de un antiguo programa de terror de la radio. Y las paredes están adornadas con el patriarca de "La familia P. Luche", tal vez su personaje más exitoso en la pantalla chica.
Ahora, este ídolo de la comedia dio un enorme salto como director y productor con su ópera prima "No se aceptan devoluciones", "Instructions Not Included" en inglés, al irrumpir con un filme distinto que coescribió, dirigió y protagonizó y que causó extrañeza en el ortodoxo mundo de Hollywood.
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